11 de mayo. Y como empieza la historia dejo fluir
sensaciones y sobrecargas emocionales, desnudándome por dentro y disfrutando de
la fría brisa de invierno, que me recuerdan a tus manos. Embriagada por el húmedo
aroma de la noche, el silencio casi absoluto y el sonido de mi corazón latiendo
lentamente. Vuelvo a este caos que yo llamo inconciente, a esta mezcla
explosiva, compuesta de recuerdos, olvidos, insomnios, ilusiones y nostalgias.
El pasado y su mania de arruinarme el presente de forma
constante y directa.
Barajando posibilidades, calculando el tiempo y teniendo en
cuenta la cantidad de pedazos en que quedo mi alma. El sol entra por la
ventana, ya sea por capricho o casualidad, va a proseguir a juntarnos otra
vez. Bostezo insomnios, descarto y
analizo sueños y tus falsas promesas, las que yo siempre considere
perfectamente convincentes.
Y llego la hora de volver a elegir. ¿Pongo punto y seguido a
nuestra historia, o marco el irreversible punto y final? No encuentro ninguna
respuesta decente a ello. No estoy capacitada a que vengan a interrumpir mis
emociones. Si me estoy enamorando, porque lo tienen que arruinar? Al fin la táctica de nuestra partida
infinita, cambio. Tres corazones dispuestos a soportar lo que sea. El tuyo, el
mio, y el de ella. Demasiada responsabilidad para mi y para mi alma
coleccionista de errores perfectos.