No. ¿Por qué? Me niego rotundamente s er un terrón de azúcar.
Yo no tengo cosquillas en la panza, ni camino en las nubes. Lo que siento en
este momento, es mucho mas real, bajado a la tierra. Es algo que se vive todos
los días, sin tanta idealización. Reitero, me niego rotundamente a las
actitudes que me provocan nauseas. Me sigo llamando Bianca, y jamás voy a ser
un osito de peluche. Finjo demencia para evitar mal entendidos, si puede ser.
Hasta hace algunos meses, no quería que nadie me hablara, me tocara, me
sonriera, ni me besara con amor. Porque como había vivido anteriormente, me iba
a derretir, y empezaba de vuelta el proceso. Me desobedeciste, me tocaste, me
miraste y sobre todo me besaste con mucho amor. ¿Por qué me cuesta tanto asumir
esta felicidad? Tus roces me dan electricidad. Mis electrones se están disipando,
por mucho que me gusta irradiar realismo. Sigo sosteniendo que las cosquillas
en el estomago no existen.
Pero no puedo negar que esto me llena de vida.